No puedo verla, tan solo contemplarla, cuando
las horas no son horas, más... si minutos
y cada segundo es un mundo... desbordante de vida, que a medida que el tiempo
me lleva hacia mi destino, suprimido estoy de sentidos, profundo amanecer que
llega a través de la ventana, la sombra del efímero se ha ladeado mientras el ave de paso, aún candente derrocha de su amor ardiente, aún latente, que suele
estar y no... suele ser y no ser... extraño mi ser y echo de menos el suyo,
donde andará aquel corazón, donde se refugiara aquel sentir, ha huido de mi, ha
huido de si!!! sin gritos, ni lamentos se ha marchado, se ha enterrado y yo me
he refugiado delante de mis pasos, y debo suponer en el deber, alterno ego,
masticado y esputado, donde morirás, donde acabaras, sintonía cruel...
infidente de las pasiones ardientes que cada primavera explotan todas a la vez!!! inquietud perpetua, sin respuesta del tiempo, el más puro y fiel
testigo del infortunio nocturno, de cada pasajero embarcado en la laguna de la
muerte, perdido en el tiempo y sin saber porque, aquella noche en que se fue...
supe que era la última y se lo permití sin bacilar, sabiendo del riesgo al caminar, supe en la noche andar sin tropezar, la oscuridad me ha acompañado
como el perro al mendigo no me ha dejado y hoy que ando entre las sombras, la
locura se ha instalado y al parecer no tiene pensado mudarse, no tiene pensado
pensar, mucho menos razonar, ni socavar el alma del consciente, no por eso
eficiente, voló el ave, dejo el nido... otra vez el viento acompaña mis pasos en aquel camino que hoy parece desconocido, que hoy no padece... desconcierto, cierta voz se ha
extinguido, cierta agonía, ha muerto y ha dado paso a la paz y ha dado paso al
amor, el mismo viento que aquellas alas impulsa.
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