jueves, 16 de febrero de 2012

invadido por su ausencia suplico clemencia con vehemencia, su eminencia...

Mi locuransiedadecrépita aumento en un grado disturbico esta tarde... no hace mucho alguien ordeno el lugar donde pongo mis textos, copias, revistas,  periódicos y demás empolvada basura visual, ahora húmeda por la lluvia despiadada que atravesó por una rendija, sin electricidad me puse a desordenar, buscando algo... encontrando otros, con final distinto y no sé si fue el instinto pero salve la gran parte, por el camino encontré una foto vieja, la cual pegue en el pasadizo, empolvándome y lavándome las manos constantemente, regreso la electricidad pero aún entretenido en mi basura final, cuando termine mire hacia atrás y vi el desorden que deje esparcido sobre la mesa, secando algunos textos y empolvando los relevantes del cíclico momento, se que seguirán ahí un buen tiempo hasta que alguien llegue por mí a ordenarlos, entonces entrare nuevamente al tormentoso ciclo, luego de ello termine abriendo toda posibilidad de que la luz del ocaso llegue hacia la oscura celda, este verano está demasiado gris y hasta el momento es el más gris de mi larga existencia literalmente pensando, pues yo siempre ame los veranos grises, pero este es el peor y más contundente que me ha tocado vivir hasta el momento, parafraseando al profeta... ellos hicieron el mundo muy duro. Hoy aquí el silencio es demasiado crudo y yo entre cuatro paredes inmovilizado, incapacitado, privado de emociones, sumido en indecisiones, plasmado de frustraciones, pensando indiscreciones, se cierne el camino oscuro y el impasible silencio agrietado por las estrepitosas aspas de un helicóptero, a lo lejos el sonido de una ambulancia y muy cerca el fragor del motor de una moto, me regresan a mi realidad y no es el momento mecánico, es el oído agudizado por el tiempo, son mis ojos externos, son mis ojos etéreos que me despiertan y me piden música para poder continuar viviendo y no precisamente del silencio, si no de un profeta al que nunca se lo llevo el tiempo, aquella música cual droga espiritual te mantiene en pie aquí dentro, así que a mi locura la dejo que se la lleve el mismo viento que atravesó con la lluvia, esa lluvia que te salpica el rostro, con esta pauso mis sentimientos y play music.